martes, 14 de julio de 2009

MANOLO CARACOL, 100 AÑOS DE JONDURA

Es Manolo Caracol, sin lugar a dudas, uno de los pilares que sustentan el Flamenco. Y digo bien, sin ninguna duda, le pese a quien le pese.
Manuel Ortega Juárez, hijo de Manuel Ortega Fernández y Dolores Juárez Soto, nació un 7 de julio de 1909, a las 3 de la tarde, en el número 10 de la calle Lumbreras de Sevilla. Y si es verdad, que la genética influye decisivamente en nuestro ser, Manolo Caracol tenía todas las papeletas para se un artista inmenso, ya que por sus venas corría la sangre de una estirpe de cantaores y toreros, los Ortega. Así llevaba el duende de Francisco Fernández Ortega, Curro durse; Enrique Ortega Díaz, el señor Enrique el Gordo; Enrique Ortega el Almendro; la señá Gabriela Ortega y sus hijos: Fernando, Rafael el Gallo, y el legendario Joselito el Gallo; y muchos más que, a distintos niveles, pero siempre artistas, formaban parte de la estirpe de Manolo Caracol.
Se casó en San Lorenzo con la jerezana Luisa Gómez Junquera, apadrinando la boda el célebre Cagancho. De esta unión nacieron 4 hijos: Luisa, Enrique, Lola y Manuela.
Empezó a cantar desde muy niño, triunfando en el célebre concurso de Granada de 1922. Tras ese gran éxito, fue contratado para varios espectáculos, cantado con los más grandes de la época, desde La Niña de los Peines, hasta Chacón o Manuel Torre. Además se ganó la vida actuando en fiestas privadas, hasta la irrupción de la Guerra Civil.
Terminada la guerra , toma parte en el espectáculo Cuatro faraones, en unión de El Sevillano, Juanito Valderrama y Pepe Pinto. A partir de 1944 formó pareja artística con Lola Flores, presentando el espectáculo Zambra, de Quintero, León y Quiroga, con el que, partiendo de Madrid, viaja por toda España durante varios años. Lola Flores y Caracol dejaron de ser pareja artística en torno al año 1950, y hasta esa fecha nos dejaron mucho arte, y esas “estampas escenificadas”, que dieron lugar a varias películas, como “Embrujo” o “La Niña de la Venta”.
Tras la separación artística de Lola Flores, y después de una gira por América con Pilar López, en 1951 estrena el espectáculo “La copla nueva”, para presentar al público a su hija Luisa. Intentó en cierta medida reeditar los éxitos que había tenido con Lola Flores, pero no lo consiguió.
En 1958 se editaron unas grabaciones con el título “Una historia del cante”, acompañado por Melchor de Marchena y dirigido por el profesor García Matos. Son 24 temas imprescindibles en la historia de Caracol, y en la historia del Flamenco.
En 1963 inaugura en Madrid el mítico tablao “Los canasteros”, por donde pasaron los grandes cantaores de la época.
El 24 de febrero de 1973, muere en accidente de tráfico.
Manolo Caracol fue reconocido con innumerables homenajes y galardones, entre los que destacan la Orden de Isabel la Católica.
Caracol era un cantaor extraordinario, que supo darle a cada palo que interpretaba su propia personalidad. Él siempre alardeó de esa personalidad en sus interpretaciones con declaraciones como: “No he copiado a nadie. Yo he hecho un teatro, yo he creado una escuela, y yo lo que canto es mío y no me parezco a nadie. Malo, bueno, regular, peor, es de Manolo Caracol...”, “…quién iba a decirle a Enrique el Mellizo, ni a Silverio, ni a Chacón, ni a Tomás el Nitri, que yo iba a cantar con piano y que iba a cantar La salvaora a la terminación del cante por malagueñas...”
Fue tachado por algunos de heterodoxo, por hacer cosas que hoy se ven con la mayor naturalidad como cantar con orquesta o con piano. Y es que algunos todavía no se han enterado que todas las artes están vivas y, desde el respeto a la tradición, tienen que evolucionar para no ser un reducto arcaico del pasado. Caracol siempre defendió ese criterio: “Se puede cantar a orquesta y se puede cantar con una gaita. Con todo se puede cantar. Con una gaita, con un violín, con una flauta…”
Manolo Caracol defendió una manera de canta
r, una manera de interpretar: “Yo cuando canto no me acuerdo ni de Jerez, ni de Cádiz, ni de Triana; ni me acuerdo de nadie. Yo intento hacer los cantes a media voz, que es como duelen. Esa es la hondura. Porque el cante no es ni de gritos ni pa sordos. El cante hay que hacerlo caricia honda, pellizco chico. El que se pone a dar voces, ese no sirve...”



Para finalizar este pequeño homenaje al maestro Manolo Caracol he seleccionado partes de una entrevista que le realizó Julián Cortés-Cavanillas en la década de los 60 y que fue publicada por el diario ABC:

- Manolo, tu confesión empieza. ¿Cuéntame por qué te llamaron, te llaman y te llamas "Caracol"?
-Porque mi padre, cuando chico, estando un día en Cádiz en casa de su tía la "Señá Gabriela", madre de los "Gallos", tiró un pelotazo en una olla de caracoles que se estaban guisando. Y como la tía dijo: "¡Sabía que esto iba a pasar, "Caracol"!, de ahí este apellido, que se convirtió en nombre artístico.


-Tú que estas considerado el Señor con mayúscula, del "cante", ¿quién crees que es la reina entre las "cantaoras"?
-Sin duda alguna fue, es y sigue siendo "La Niña de los Peines".

-De los cantes de origen gitano, como la "siguiriya", las "tonás", las "corridas o romances", la "soleá", los "tangos" o las "bulerias", ¿cuál prefieres?
-La "siguiriya".

-¿Quién fue el más genial "cantaor" andaluz?
-Genial de los que yo oí, Manuel Torres, y de los que no he oído, por las referencias, Tomás "el Nitri".

-Y como "bailaora" flamenca, ¿quién fue la mejor?
-Estoy seguro que la "Macarrona" es la que ha bailado como nadie en el mundo.

-De los cafés de cante, ¿cuál crees que por sus figuras ha sido el más ilustre?
-Pues "El Burrero", de Sevilla, en la calle de las Sierpes, el más primitivo y completo. De ahí salió la "Mejorana", madre de Pastora; después Gabriela, la madre de los "Gallos"; allí debutó la "Macarrona", y así no acabaríamos nunca.

-¿Cómo definirías el "cante"?
-Pues como don José María Pemán: "El cante es un echar por delante las cosas del corazón." O como González Hervás: "¡Po no es difisi poder definí lo que e er cante! Es como queré sabé por qué Dios iso d’un güeso a la primera mujé."


-Manolo, ¿cuál es el rasgo fundamental de tu carácter?
-Ser muy brusco, pero con un corazón muy grande.

-¿Y tu mayor defecto?
-Eso mismo, sin la segunda parte.

-De tus noches flamencas, ¿cuál recuerdas con más emoción?
-Hace muchos años, en el Palacio de las Dueñas, una fiesta organizada por los duques de Alba, con la Reina victoria Eugenia y el príncipe de Gales junto al "tablao" y el Rey Alfonso XIII paseando por el patio con Primo de Rivera y Cruz Conde, mientras yo cantaba esta copla:

Desde el mismo Rey "pa" bajo
no le tengo envidia a nadie,
tengo mi buena mujer,
mi jaca torda y mi madre,
¿qué más puedo apetecer?

-¿Cuál es la copla que has cantado con más sentimiento?
-Yo siempre canto con mucho sentimiento por "siguiriyas", pero la canción que siempre me emocionaba más era "La Niña de Fuego", que interpretaba con Lola Flores.

-¿En qué consiste la originalidad de tu cante?
-En crearlo siempre y en hacer siempre cosas nuevas. Yo inventé un fandango llamado "caracolero", como igualmente he sido el primer gitano puro que ha llevado los verdaderos "cantes" a la gran orquesta.

-Si te dijeran que quedaba una sola hora de vida, ¿qué harías en ese tiempo?
-Reunir a los míos y, acompañándome con una guitarra, cantar por "siguiriyas".

-¿Qué escribirías como epitafio para tu tumba?
-"Sigo cantando en la gloria".

domingo, 5 de julio de 2009

PRIMER PREMIO DE RELATOS

Quisiera compartir con todos los que accedéis a este blog mi alegría, ya que en el mes de junio del presente 2009, he obtenido el Primer Premio de Relatos Villa de Marchena "Memorial Rosario Martín", con una obra titulada "El indio Guaraní".

viernes, 13 de febrero de 2009

JUANITO VAREA, 100 AÑOS

(Publicado en la Revista "UNICORNIO" en diciembre de 2008)


Tal vez por esa extraña simpatía que tengo por los artistas poco recordados e injustamente olvidados, hoy recuerdo que un 26 de abril de 1908 nació en Burriana (Castellón) Juan Bautista Varea Segura, Juanito Varea. Y es que se han cumplido cien años de su nacimiento y no he visto por ningún lado homenajes ni recordatorios, tan fácilmente realizables para otros artistas. Sólo el Ayuntamiento de Burriana ha organizado una serie de actividades para recordar su figura. Y es que, tal vez para algunos no forme parte Juanito Varea de los pilares que sustentan el Flamenco, pero ¿cúantos son los cantaores de verdad que conforman esos pilares?

Para mí Juanito Varea es un cantaor recurrente, hay cantaores que te llegan sin saber muy bien por qué, pero los escuchas y te emocionas. A mi me ha pasado muchas veces, sobre todo con los que escuchaba siendo niño, cantaores que me emocionaron en algún momento. Y que no se le olvide a nadie, ahora que estamos en plena vorágine de la bienal de Sevilla, que al final el arte se reduce a que te guste o no te guste, a que te llegue o no te llegue, a que te emocione o no te emocione, por eso se producen las paradojas de coger varias críticas de un mismo espectáculo y sentir que los que las escribieron asistieron a dos recitales diferentes, porque no se ponen de acuerdo en nada.

En fin, una vez, hace muchos años, escuché en la voz de Juanito Varea el fandanguillo de “Consuelo la Granaína” y me conquistó para siempre. Y aquí estoy rindiendo un humilde homenaje a un cantaor de Burriana, que me emociona.



Como he dicho anteriormente Juanito Varea nació en Burriana el 26 de abril de 1908. Siendo muy niño se trasladó con su familia a Barcelona, donde se relacionó con los gitanos de Somorrostro barcelonés, ya que su padre se dedicaba a al transporte tirado por animales y también era tratante. Juanito Varea empezó a cantar muy joven en el colmao de Miguel Borrull hijo, en Barcelona, y de allí pasó a la compañía de Vallejo de la mano de Angelillo, que lo había escuchado cantar por casualidad en el local de Borrull. De Barcelona pasó a Madrid donde participa en las fiestas de Villa Rosa, y de aquí otra vez a Barcelona y Sevilla. En 1928, de nuevo en la Compañía de Vallejo, debuta en el Teatro Pavón de Madrid junto a grandes figuras del momento. Realiza giras por toda España, forma parte del elenco de Pepe marchena y en 1930, con sólo 21 años, graba su primer disco, y ese mismo año vuelve grabar varias placas con la guitarra de Ramón Montaya en la casa “La voz de su amo”. También graba varias placas con Miguel Borrull.

La Guerra Civil irrumpe su vida, y tras luchar del lado republicano, fue detenido al finalizar la contienda. Se salvó gracias a unos amigos toreros.

En el año 1942 se incorpora al espectáculo de Concha Piquer. En 1945 forma parte de otro espectáculo con Vallejo, Pepe Marchena, Canalejas de Puerto Real, Pepe Aznalcóllar, Ramón Montoya y Niño Ricardo. Desde entonces y prácticamente hasta principios de los 70 se dio su época más brillante como artista, recorriendo toda España y gran parte del extranjero y llegando a formar compañía propia. Durante dos décadas fue la principal figura del tablao Zambra de Madrid.

En 1983, ya retirado por su delicado estado de salud, la Cátedra de Flamencología de Jerez, le concedió el Premio a la maestría como reconocimiento a toda una vida dedicada al cante.

En 1984, con un estado de salud bastante precario, el mundo del Flamenco le homenajeó en el Teatro Monumental de Madrid, el mismo lugar donde conquistó el primer premio en un prestigioso concurso en 1932.

El 24 de julio de 1985, en el antiguo mercado de La Unión, Juan Varea cantó junto a Juan Carmona “Habichuela”, la que sería la última actuación de su vida, ya que falleció en Madrid el 8 de noviembre de 1985.

Juanito Varea nos ha dejado una extensa discografía donde se puede observar el dominio de todos los palos que tocaba. Es considerado un clásico con una voz flamenquísima que se codeó con los considerados grandes de su época. No hay que olvidar que fue uno de los cuatro elegidos para disputar la Llave de Oro del Cante en el Concurso de Córdoba de 1962.

Hago mías las palabras que le dedicara Manuel Ríos Ruiz: “Es un experto en bien decir la copla. Su dicción es quizá una de las más cabales de hoy. Más que con pasión que existe en sus cantes, JUAN VAREA canta con gusto, con buen gusto y ya se sabe que al mejor gusto flamenco van ligados ingredientes y condimentos como el garbo, la donosura, la claridad..., de ahí que se nos antoje un sibarita del cante, un cantaor que se amolda a cada estilo a la par de saber llevarlo a su terreno, a la vibración donde él se siente seguro y al tono donde puede mandarlo con tiento y personalidad. Sí, JUAN VAREA es por encima de todo un cantaor con medida, de esos pocos que supeditan todos los tercios a una misma musicalidad, la que sabiamente marca, fija, de salida. En su voz no hay estridencias, ni se refugia en el grito más o menos artificioso, ni busca el apoyo del quejío a ultranza. No, JUAN VAREA no recurre al efecto, ni es cantaor de relumbrón. Lo suyo es el equilibrio, eso, el equilibrio, la templanza, la naturalidad...”

Por su parte José Blas Vega dijo de Varea: “uno de esos artistas de los que honré con su amistad y me deleité con su arte fue Juan Varea, acertadamente llamado “Rey sin Corona”, cantaor de conoci-miento largo y expresión majestuosa. Y como no se trata de hacer su panegírico, diré simplemente que fue y sigue siendo uno de mis cantaores preferidos, de los que más me agradaron.”

Juanito Varea no era ni andaluz ni gitano, era un Flamenco como la copa de un pino.