sábado, 12 de febrero de 2011

LA BEJAZZ

LA BEJAZZ

EL JAZZ FLAMENCO

Por José Francisco López

Conocía desde hace bastante tiempo, casi desde su origen allá por el año 2005, la existencia del grupo marchenero “La Bejazz”, grupo que en un principio estaba formado por Javier Carmona (contrabajo y bajo eléctrico), Bernardo Parrilla (saxo), Pablo Carmona (batería) y Javier Carmona Bono (teclados y clarinete). En sus comienzos simultanean su formación clásica (Conservatorio de Sevilla) con su pasión por el Jazz, pero poco a poco empiezan a surgir las lógicas influencias de la música que llevan pegada al alma, de la música de su tierra, y así el grupo empieza a buscar un sonido más “flamenco”. Cuando dos nuevos artistas se unen al grupo, esa apuesta por la fusión entre el Jazz y el Flamenco no tiene vuelta atrás, máxime cuando esos dos artistas vienen desde la más honda tradición Flamenca. El primero de ellos es Melchor Chico, nieto de Melchor de Marchena y sobrino de Enrique de Melchor, que lleva en sus venas la raza de unos guitarristas geniales y el compás sobrio de la campiña sevillana. Su toque se engrandeció acompañando muchos años a la genial Rocío Jurado, y su inclusión en La Bejazz supuso la mirada definitiva hacia el flamenco. Del mismo modo la llegada al grupo del percusionista Juan Antonio Suárez supuso el giro definitivo hacia el Flamenco, ya que este artista es otro flamenco de pura cepa, que acompaña habitualmente al Polaco, José el Francés o Lola Maya. Así mismo, en su primer trabajo discográfico, titulado “Plaza Arriba” colaboró el cantaor Juan Antonio Cano “El Negro”, que le da al trabajo ese son de garganta gitana y profunda.


Como digo, los conocía desde hace tiempo, pero ha sido en un concierto celebrado en Arahal el 26 de noviembre, en su nuevo y maravilloso Salón de Actos, el de la Casa del Aire, cuando los he escuchado en directo por primera vez; antes esa magnífica herramienta para muchos artistas poco conocidos como es “youtube” me había dado la posibilidad de escuchar y ver algunas de sus actuaciones. Pero nada como el directo para palpar lo que es un artista, lo que es un músico, lo que es una banda. Y esta banda tiene un directo espectacular, pero vayamos por partes…

En primer lugar un artista, para que dé lo mejor de sí mismo, tiene que estar a gusto, es decir, tiene que existir una complicidad con el público y con el lugar donde se actúa. Y eso estaba conseguido desde el principio, aún antes de empezar el concierto, con el compás de la lluvia que te erizaba los vellos. El escenario, el Salón de Actos de la Casa del Aire es sencillamente magnífico, y el público estaba entregado desde el comienzo. Y los artistas reflejaban en sus caras esa misma complicidad, como mostraba por ejemplo el lenguaje corporal de Javier Carmona Bono, que estoy seguro no suele encontrarse con un piano de cola para actuar, y es que estaba ensimismado, encantado, con una sonrisa y unos movimientos de todo su cuerpo, poseído por la música, que reflejaban ese sentimiento de todo el grupo: estamos a gusto.
El gran primer requisito para el triunfo de un artista estaba logrado.

¿Pero y su actuación?, ¿cómo fue su actuación? Pues lo esperado por mí, una actuación maravillosa, realizada por magníficos músicos. Y es que sólo puede sacar algo el que lo lleva dentro, y este grupo tiene algo, quizás haya sido ese buscar y rebuscar en los tuétanos del alma para encontrar entre su formación clásica, de conservatorio, y su pasión por el Jazz, la raíz que le da sentido y cuerpo a lo que hacen, el Flamenco.
Jazz y Flamenco unidos por esa improvisación controlada que hace grande a estos artistas. Si todos los componentes estuvieron sobresalientes, Bernardo Parrilla estuvo genial al saxo, arrebatando palmas a destiempo a un público entregado.
Me acordé de un saxo al que siendo niño escuché por soleá, era Pedro Iturralde con aquel Jazz Flamenco que me emocionó desde que lo escuché. Él fue el precursor allá por los años 60, y hoy La Bejazz sigue la herencia de esa búsqueda de sonidos y mestizaje, con las alforjas llenas melismas y memoria de los caminos que anduvieron el propio Pedro Iturralde, Paco de Lucía, Jorge Pardo, Carles Benavent y los más cercanos Guadalquivir, Chano Domínguez o Pata Negra.

La fusión, la innovación, no es fácil. Es más, cientos de proyectos se han quedado en nada por no encontrar los sonidos que acompañaran a las inquietudes, sin embargo “La Bejazz” ha encontrado un sendero, un camino que recorrer, un puente que une dos orillas, el Jazz y el Flamenco, que es una sola orilla: la música, el arte, la libertad.

2 comentarios:

  1. Es verdad que fué un buen concierto, pero bueno tambien fué el público, bueno el sitio y el sonido y buenas las vibraciones que allí habia.
    Y muy bueno el artículo de la revista El Unicornio,donde ha sabido reflejar magistralmente nuestro insigne poeta Pepe Paco, lo que allí ocurrió

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  2. Es verdad que fué un buen concierto, pero bueno tambien fué el público, bueno el sitio y el sonido y buenas las vibraciones que allí habia.
    Y muy bueno el artículo de la revista El Unicornio,donde ha sabido reflejar magistralmente nuestro insigne poeta Pepe Paco, lo que allí ocurrió

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